miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los comunicadores no siempre son buenos periodistas


Una futura escuela de periodismo genera debate
Por: Pablo Peralta


La creación de una escuela de periodismo en Bolivia ha generado diversas posiciones en los ámbitos académicos, gremiales y periodísticos. Sin embargo, la discusión está ausente en la carrera de Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), pese a que está en cuestión la calidad de la formación que reciben los estudiantes.

Para llenar en parte ese vacío, Una Palabra Mensual ha conversado con diferentes personalidades, sobre este asunto impulsado por la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP) y la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), que aglutina a los dueños de los medios de comunicación en Bolivia. Ambas entidades se unieron para crear la Fundación para el Periodismo, cuyo objetivo es dar forma a la escuela.

Según Renán Estenssoro, ex presidente de la APLP y promotor y gestor de esta iniciativa durante su gestión, la finalidad de la fundación es crear la escuela de periodismo, lo que implica desde conseguir los recursos económicos, hasta elaborar la malla curricular, “armar todo”.
Germina el proyecto

Estenssoro, actualmente jefe de Prensa del canal de televisión PAT, cuenta que la idea nació debido a la inexistencia de la carrera de Periodismo en las 44 universidades que hay en Bolivia. A esto se suma el trabajo deficiente que se ha observado en varios comunicadores que se han dedicado al periodismo.

Una constatación le dio el impulso inicial al proyecto y es que de todos los comunicadores egresados pocos escogen el camino del periodismo, y los que lo hacen “llegan a las redacciones generalmente con capacidades muy deficientes, muy limitadas, con una visión muy reducida de lo que es el periodismo, y con muy poca vocación hacia el periodismo”.

Juan Javier Zeballos, secretario ejecutivo de la ANP, cree que las deficiencias que se observan en las salas de redacción de los medios de comunicación se deben a que las universidades forman comunicadores y no periodistas. El problema radica en que se gradúan “con todas las herramientas juntas y ninguna de ellas en profundidad”.

El también es vicepresidente del directorio de la Fundación para el Periodismo explica que la escuela será autosostenible, lo que quiere decir privada, o sea que los estudiantes tendrán que pagar por estar en ella, aunque para empezar están buscando finamiento a través de organizaciones internacionales.

El inicio de actividades, según Zeballos, estaba previsto para febrero de 2009, pero a causa de la lentitud en la tramitación de la personería jurídica, habrá un retraso. Mientras, la fundación realizará seminarios y talleres de capacitación y actualización a periodistas en ejercicio.

Con trabajo “casi” seguro

Las personas que pasen por la escuela tendrán trabajo “casi asegurado”, afirma Estenssoro, porque saldrán de una institución cuyos dueños también son propietarios de los medios de comunicación. “Se redondea la idea, porque no vale la pena que formemos periodistas y que de pronto salgan ellos al mercado laboral y que no tengan posibilidades de trabajar”.

Lo que se busca con esta iniciativa es formar periodistas como tal, asegura a su vez Zeballos, ya que “en las universidades lo poco de periodismo que se enseña es un periodismo teórico. Lo que nosotros queremos es un periodismo práctico, periodismo de calle”.

Por ello, la fundación se ha propuesto que los estudiantes de la escuela de periodismo tengan la posibilidad de practicar en los medios de comunicación desde el inicio de la carrera. El vínculo con la ANP es lo que permitirá este acceso, lo que no ocurre con las universidades, aclara Zeballos.

Vista desde la universidad

En Comunicación Social de la UMSA, que acoge a más de cuatro mil estudiantes, no hay suficiente información al respecto, sostiene su directora, Gabriela Sotomayor. Sin embargo, ella piensa que con esta institución se busca “hacer negocio con el periodismo”.

En todo caso, la Directora no ve a la escuela de periodismo como una amenaza. El 60% de las personas que trabajan en los medios de comunicación de la ciudad de La Paz, dice, egresaron de la UMSA; no obstante, que el 90% de los que egresan se dedican a las relaciones públicas. “Nosotros tenemos un recorrido de 25 años. Ellos recién van a empezar. Seguramente sus primeros profesionales los veremos en unos cinco años. Ahí evaluaremos la calidad de sus profesionales”.

Sin embargo, no dejó de mencionar que actualmente está en curso la realización del segundo congreso interno de la carrera, cuya fase de autodiagnóstico se realizó en octubre. Ahí se podrá discutir sobre un mejor proyecto y malla curricular que “conecte mejor la teoría con la práctica”.

Por su parte, Juan Cristóbal Soruco, director de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica San Pablo de la ciudad de La Paz, considera que se trata de una buena iniciativa que llena un vacío. No obstante, espera que la escuela centre “su fuerza en gente que ya ha salido de las universidades, para capacitarlos y especializarlos mejor”.

Soruco asumió esa dirección desde fines de septiembre y está consciente de que el pensum es “muy general”, por lo que pretende llevar a cabo un proceso de evolución interna. “Creemos que vamos a tener que trabajar en un arreglo de tornillos para tratar de definir un poco mejor esta generalidad a lo más concreto”.

Una mirada desde los medios

“A mí me parece una buena iniciativa, tomando en cuenta que los estudiantes actualmente salen de las carreras de Comunicación, entre ellos me incluyo yo, con muchas deficiencias para desenvolverse en una sala de redacción o en la calle para buscar información”, sostiene Mery Vaca, jefa de Informaciones del diario La Razón. Una escuela de periodismo permitirá especializar a los comunicadores y convertirlos en periodistas.

Carlos Morales, jefe de Redacción del diario La Prensa, aplaude la iniciativa, aunque cree que para resolver los problemas en la formación en los comunicadores se debe trabajar en un proyecto estructural que implique la inclusión del “tema comunicación” desde la educación escolar. ”Creo que habría que pensar en programas de estudio más ambiciosos en la escuela y mucho más especializado en las universidades”.

En cambio, Andrés Gómez, director ejecutivo de la Red Erbol, prefiere esperar a que el proyecto se cristalice para ver “la intencionalidad y objetivo” de esta iniciativa académica. Sin embargo, está convencido de que sin talento ni vocación los estudiantes pasarán a las filas de desempleados o explotados laboralmente sin importar dónde estudien.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Una Palabra Mensual realizó un monitoreo matinal a dos revistas televisivas

TV: 45 minutos de sensacionalismo
Por: Edwin Condori.

Las revistas televisivas “Al Despertar” de la red Unitel y “El Mañanero” de la red Uno le dedicaron aproximadamente 45 minutos al linchamiento de 11 personas en Achacachi, provincia Omasuyus del departamento de La Paz. No faltaron los fondos musicales desgarradores y los rostros conmovidos y horrorizados de las y los presentadores mientras se difundían las imágenes sin distorsionar de cuerpos desfigurados.

Una Palabra Mensual realizó un monitoreo de 45 minutos, desde las siete, a las revistas matinales de las cadenas televisivas con mayor rating en Bolivia: Unitel y Red Uno.

La noticia principal del 18 de noviembre fue la flagelación de 11 presuntos delincuentes, seis mujeres y seis hombres, dos de ellos muertos a consecuencia de las quemaduras que sufrieron. Sus imágenes se difundieron por la televisión sin considerar el impacto en la población, especialmente niños y niñas.

El grupo fue capturado en el altiplano paceño por enardecidos pobladores achacacheños que lo acusó de haber perpetrado una serie de atracos durante todo el fin de semana. Los objetos que robaron fueron encontrados en el mismo vehículo en el que pensaban escapar.

El ajusticiamiento dio lugar a coincidencias de oficialistas y opositores convocados por los medios de comunicación. El análisis del hecho se realizó casi de manera simultánea con los invitados: policías, ministros, parlamentarios, entre otros), quienes, a diferencia de otras ocasiones, corearon al unísono la voz de condena.

De igual manera, los medios de comunicación se posicionaron en una misma línea por la brutal flagelación.

La ministra de Justicia, Celima Torrico, también aseguró en Red Uno que el linchamiento en Achacachi no era ningún acto de justicia comunitaria y que los autores materiales de ese crimen tenían que ser juzgados.

La presentadora de Unitel Santa Cruz, Jimena Antelo, que suele discrepar de las posiciones gubernamentales, esta vez también condeno los actos sangrientos registrados entre la noche del domingo 16 de noviembre y la mañana del lunes 17. La conductora de “El Mañanero”, Meliza Ibarra, al entrevistar al comandante departamental de la Policía de La Paz, Raúl Mantilla, afirmó que nadie puede hacer justicia por su cuenta”.

La autoridad policial aclaró que no son los policías lo que dejan ir a los delincuentes, como argumentan algunas personas para linchar a presuntos antisociales. La decisión es del juez asignado del caso.

Final feliz

Ni bien Unitel terminó con el tema principal, luego del dramatismo y sensacionalismo, dio un giro de 180 grados y presentó una noticia sobre grupos que bailan reguetón que compiten para formar parte de un concierto. Bajo la misma estructura, en “El Mañanero” hicieron anuncios de venta de servicios con fondo musical estridente y bailable.

Algo que llamó especialmente la atención fue que la misma ministra Torrico cambió de tema, al cierre de su intervención en la Red Uno. Textualmente dijo que “esto (el linchamiento en Achacachi) no es justicia comunitaria” y dirigiéndose a la conductora Meliza Ibarra acotó: “pero tenemos pendiente un partido de fútbol”. La presentadora se quedó con una sonrisa a medias.
La Cruz Roja organizó un seminario para estudiantes de la UMSA

Futuros periodistas reflexionan sobre la cobertura en situaciones de violencia
Por: Anahí Cazas xxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
Estudiantes de la carrera de Comunicación Social participaron en el seminario internacional el “Rol de la prensa en contexto de violencia interna”, que fue organizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Cruz Roja Boliviana y la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). El principal tema de discusión durante el 21, 22 y 23 de octubre fue el trabajo de los periodistas en la cobertura de disturbios. xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
La inauguración estuvo a cargo de Christophe Martin, jefe de la delegación regional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para Bolivia, Ecuador y Perú. Está entidad promueve y difunde en el mundo el Derecho Internacional Humanitario (DIH), consolidado a partir de la suscripción internacional de los Convenios de Ginebra de 1944, luego de la segunda guerra mundial.

En la primera sesión, Marisela Silva, asesora jurídica del CIRC, abordó el tema de la cobertura de prensa en situaciones de violencia interna. Al siguiente día, Rubén Gonzales, jefe nacional de la Unidad de Socorro y Desastres de la Cruz Roja Boliviana, habló sobre los elementos de seguridad para el trabajo periodístico en un contexto de riesgo.

“Se han abarcado temáticas sobre conceptualización, el contexto y el rol del periodista cuando tiene que enfrentar… conflictos armados o situaciones de disturbio o de violencia interna”, dijo Ana Rosa Boyán Godoy, jefa nacional de la Unidad de Comunicación y Difusión de la Cruz Roja Boliviana.

“No hay mejor forma de actuar en momentos de paz, para que la gente esté preparada para actuar en situaciones de conflictos”, expresó la responsable de Comunicación de la Cruz Roja Boliviana al referirse al trabajo periodístico. Esta institución trabaja desde hace siete años realizando seminarios, cursos y talleres destinados a las y los periodistas.

Cobertura de riesgo

La periodista venezolana María Luisa Renjel fue la que compartió sus experiencias con las y los estudiantes, considerando que es fundamental saber cómo comportarse y qué hacer en situaciones de violencia para realizar el trabajo, pero protegiendo la vida.

“En los últimos meses (en Bolivia) hemos vivido un clima de tensión y confrontación que tiene que ver con disturbios internos y no confrontaciones armadas”, aseveró Sydney Torres, docente de la carrera de Comunicación Social de la UMSA, quien expresó que las y los periodistas necesitan tener nociones básicas de seguridad para proteger sus vidas.

Pero en Bolivia, los periodistas no están preparados para realizar cobertura en situaciones riesgosas. “Al hablar con los periodistas, nos dicen que depende mucho de los medios, que algunos de los reporteros se protegen de manera individual”, dijo Boyán Godoy. Por ello, la Cruz Roja pensó también en los estudiantes de las carreras de Comunicación Social.

Las conclusiones

“Se realizó un debate para cuestionar cuál es el trabajo qué estamos realizando los periodistas, si tenemos nociones básicas para poder respetar el trabajo de la entidades neutrales como la Cruz Roja”, dijo Sydney Torres, encargado de resumir las temáticas abordadas en el seminario.

Además, el debate abarcó un análisis de la polarización de los medios de comunicación y el manejo deficiente de la información. Por otra parte, se reflexionó sobre el trabajo de los periodistas en la cobertura de conflictos y el uso de términos para informar al público. Por ejemplo, es importante saber utilizar las palabras guerra o genocidio.

Como una de las conclusiones del seminario, se vio como una necesidad cualificar el trabajo periodístico y generar espacios de colaboración mutua entre los medios de comunicación y la Cruz Roja. Además, hubo reflexiones sobre el compromiso de los trabajadores de la prensa con la vida.

“El seminario nos permitió una profunda reflexión para trabajar en potenciales situaciones de riesgo”, sostuvo Torres quien puntualizó que es importante la iniciativa de la Cruz Roja para la formación de los universitarios que en los próximos años ejercerán el periodismo.
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UP:Descarga, o lee, manuales sobre periodismo y conflito armado:
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jueves, 27 de noviembre de 2008

Nota Informativa

Los medios prefieren lo coyuntural antes que temas relacionados con la infancia

El tratamiento periodístico de temas de la niñez aún es deficiente
Por: Anahí Cazas

El 20 de noviembre de cada año se recuerda el Día Internacional de los derechos de niños y niñas, y una organización que se ocupa de que los medios de comunicación bolivianos los respeten es la Agencia Nacional de Noticias por los Derechos de la Infancia (ANNI) Bolivia.

“Hacemos un seguimiento de las noticias que se publican en los medios y generalmente vemos que los temas de mayor interés siempre son el tema político y el tema económico y el tema de la niñez está siendo relegado”, dice Wendy Medina, una de las responsables del monitoreo de diarios de ANNI, que en realidad es el primer Observatorio de Medios especializado en el seguimiento y evaluación de la información publicada en la prensa sobre niñez y adolescencia.


Cuando los medios informan sobre infancia se concentran especialmente en tres grandes temáticas: educación, salud y violencia; pero olvidan otros como migración, pobreza, discapacidad, en situación de calle, por citar algunos. En el caso de violencia, persiste una tendencia hacia el sensacionalismo y la revictimización de niños y niñas, dice Medina.

El 20 de noviembre de 1959, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre los Derechos del Niño y el mismo día, en 1989, dio luz verde a la Convención sobre los Derechos del Niño. En 1956, la Asamblea había recomendado que se instituyera en todos los países un Día Universal de la Infancia destinado a actividades para promover el bienestar de niños y niñas en el mundo.

En ese marco, ANNI se dedica al trabajo sistemático de monitoreo, investigación y capacitación de periodistas y medios de comunicación para que la información sea respetuosa de los derechos de la infancia y adolescencia.

La agencia cuenta con un banco de datos de fuentes nacionales —electrónico y escrito—, que está al alcance de los comunicadores sociales, y también tiene el observatorio de medios que monitorea nueve diarios nacionales, midiendo la cantidad y la calidad de las noticias sobre niñez y adolescencia.

Deficiencias

“Vemos que en muchas notas se maneja todavía mucho un enfoque sensacionalista, no se da una investigación con profundidad, no hay muchas denuncias de hechos. El trabajo periodístico es muy eventual y esporádico, sacan un tema y se olvidan. No hay una investigación profunda de los temas”, sostiene Medina. A eso se suma la revictimización y un deficiente uso del lenguaje y de las imágenes.

“Hemos encontrado falencias en el uso del lenguaje dentro del trabajo periodístico. Se utilizan muchos términos peyorativos como menor, pitilleros, cleferos, susodichos, niñas prostitutas o niñas trabajadoras sexuales”, expresa Medina.

Sobre las imágenes, el mal uso de éstas pone en evidencia el desconocimiento de la normativa legal boliviana. El artículo 10 del Código Niño, Niña y Adolescente, sobre la reserva y resguardo de identidad, señala que los medios de comunicación, cuando publiquen o transmitan noticias que involucren a niños, niñas o adolescentes, no pueden identificarlos nominal ni gráficamente, ni brindar información que permita su identificación, salvo determinación fundamentada del Juez de la Niñez y Adolescencia, velando en todo caso, por el interés superior de los mismos.
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En el caso del secuestro de niños y niñas, los medios de comunicación pueden colaborar con una campaña para buscarlos, pero eso no significa realizar un espectáculo mediático. Es importante resguardar la identidad del infante, en caso de que haya estado en situación de violencia.
Mejorar la calidad

A fin de promover el buen uso del lenguaje y de las imágenes, la agencia ANNI publicó el manual “Tratamiento Periodístico de la Violencia Sexual Comercial contra Niños, Niñas y Adolescentes”, y periódicamente realizan capacitaciones destinadas a mejorar el ejercicio periodístico. En su actividad formativa, también abarca otras temáticas como trabajo infantil, migración y trata y tráfico.

Además, para incidir en las agendas periodísticas, ANNI publica el boletín Huellas donde sugieren temas de investigación e incluso posibles fuentes de consulta. “Nosotros les damos material a los periodistas para que investiguen”, pero todo depende de ellos.La agencia ANNI, que integra la red latinoamericana ANDI, trabaja en Bolivia desde 2003. Desde 2004, elabora un informe anual de resultados del monitoreo.

Nota Informativa

“Es importante humanizar la información”, dice el periodista Andrés Martínez Crespo

Periodistas de El Alto se preparan para cubrir el referéndum constitucional
Por: Anahí Cazas

Periodistas de la ciudad de El Alto participaron del seminario-taller Responsabilidad y pluralidad en la cobertura constituyente, coordinado por Pondera, Organización para el Periodismo y la Democracia, cuyo objetivo es propiciar un mejor trabajo periodístico para que la población ejerza un voto consciente en el referéndum del 25 de enero. La actividad se realizó el 12 de octubre de 2008 en el auditorio de la institución.

Pondera, creada en 2006, es una organización dirigida por periodistas con experiencia en la planificación y cobertura en situaciones de riesgo y la formación de recursos humanos. Durante el seminario-taller se desarrollaron exposiciones magistrales, dinámica de grupos y debate.

El periodista y director ejecutivo de Pondera, Andrés Martínez, dio inicio a las exposiciones con el tema Periodismo sensible al conflicto y cobertura plural. “Existe polarización en los medios de comunicación cuando muestran dos actores antagónicos”, indicó. Es decir que la falta de pluralidad restringe la cantidad de actores, entonces es necesario buscar otras fuentes.

Explicó que el conflicto es la pelea de dos fuerzas y el error que se comente en periodismo es la mala y deficiente administración de las discrepancias. Por ello, es indispensable que los medios cumplan su misión de informar y generar espacios de debate, dice Martínez.

Aclara que los medios de comunicación no son pacificadores, empero pueden contribuir a la paz humanizando la información y dejando de victimizar. El periodismo sensible al conflicto plantea dirigirse a la gente y contar las historias de manera respetuosa, abordar los problemas de las personas desde ellas mismas y no a través de los líderes.

Periodismo aliado y enemigo de un grupo

“La objetividad no existe”, afirmó por su parte Pablo Ortiz, periodista del diario boliviano El Deber, quien expuso sobre las Manifestaciones y riesgos de la ideologización, el sesgo y el periodismo militante. La pluralidad, dice, es la mejor opción para los trabajadores de la prensa, pues ayuda a diversificar las fuentes. En ese marco, es importante descubrir a los líderes sociales y no politizarlos.

“¿Qué estamos olvidando los periodistas?”, preguntó Ortiz y el mismo respondió: “Mostrar lo que necesita la gente. Informar sobre lo que necesita esa persona, los periodistas deben salir de la oficina y hablar con gente”. Es importante tener claro que las consignas se convierten en verdades y la misión fundamental del periodismo es contextualizar los hechos acercándolos a la verdad. “No vendamos nuestra independencia”, especialmente en los ámbitos económico y político.

¿Cómo realizar un periodismo responsable?

“La planificación no es práctica común entre periodistas, pero es una de las etapas fundamentales en el trabajo periodístico”, sostuvo la periodista Viviana Ariñez durante su exposición sobre las Pautas de planificación de cobertura. Ella considera que para el ejercicio responsable del periodismo es importante la organización y el trabajo en equipo.

La planificación tiene tres etapas: antes, durante y después. En la primera se debe definir el público y el enfoque del tema, considerando su relevancia, interés y utilidad para la audiencia. Para definir el enfoque, que es el ángulo de la noticia, es necesario evitar la disputa y tratar de explicar el conflicto, sus causas, proceso y la posible salida.

“Los periodistas deberíamos decir las posibles causas y soluciones”, indicó Ariñez. Además, es importante identificar los objetivos de la investigación, evaluar los recursos humanos y materiales. También se debe definir la extensión del trabajo y elegir las técnicas de investigación y fuentes diversas de consulta. Es recomendable la previsualización del trabajo.

La segunda etapa consiste en poner en marcha la planificación: recolección de datos, cobertura y producción. “Se debe hacer una evaluación rápida de las responsabilidades, analizar la magnitud del hecho noticioso y dónde se produce, y a los actores”. Asimismo, es importante saber medir cuándo concluimos, especialmente en caso de un conflicto o posible riesgo.

La última etapa es el momento de “la cosecha”, es decir la presentación del trabajo al público, con profundidad, precisión y calidad.

Al concluir la exposición, los asistentes se organizaron en grupos y diseñaron planes de cobertura sobre algunos artículos del proyecto de la nueva Constitución Política del Estado, pues la práctica hace al maestro, en este caso a periodistas responsables, independientes y buscadores de la verdad.

Entrevista:

El premio Ortega y Gasset 2008 practica el periodismo que aprendió en la universidad

Contar historias de largo plazo, la clave de Gervasio Sánchez
Por: Pablo Peralta

Nació en Córdoba, España en 1959. El periodismo lo sedujo de niño cuando comenzó a leer periódicos interesado en lo que ocurría más allá de su país.

La fotografía forma parte de la vida de Gervasio Sánchez desde que viajó con una cámara fotográfica. Nunca hizo un curso, pero tuvo la suerte de encontrase en el camino, y aprender, con los mejores fotógrafos del mundo. Él está convencido del poder de una imagen.

Desde 1988 mantiene relación con el periódico Heraldo de Aragón; ha sido enviado especial de este medio a varios conflictos armados. También colabora con la Cadena Ser y con el Magazine de La Vanguardia. Desde 1994 lo hace con la BBC en español. Y desde el 2000 con la revista Tiempo.

Vidas Minadas es un proyecto que retrata las consecuencias de las minas antipersonas en la población civil de Afganistán, Angola y Camboya. Se originó por un encargo que le hicieron y que coincidió con el cansancio que tenía por el periodismo tradicional. Necesitaba fotografiar de otra manera lo que ocurría a su alrededor. El premio Ortega y Gasset, que recibió en abril de 2008, evidencia que su inconformismo iba por buen camino.

Decidió ser free lance al no encontrar en una sala de redacción lo que buscaba, pues nunca tuvo libertad para elegir sus propias historias. Cuando tomó la decisión, costeaba sus viajes con lo que ganaba como camarero. Hoy vive de su trabajo y establece el ritmo y los plazos de sus historias.

¿Usted cree que un periodista debe estar desvinculado emocionalmente de una fuente? ¿Deberían existir "límites" con una fuente? Esta pregunta se refiere a la relación que tiene con la persona que aparece en una foto con su hija y con la que ganó el premio Ortega y Gasset 2008; una relación de años.

Un periodista debe ser riguroso en la manera de plantearse su trabajo. Si está o no está vinculado a una fuente es parte de su intimidad. Lo que yo hago en Vidas Minadas y en otros proyectos es documentar historias a largo plazo y lógicamente tengo que tener una buena relación con las personas a las que fotografío. Pero son ellos los que deciden su vinculación con el proyecto y también conmigo.

¿Qué es lo que un periodista debe tener presente al momento de hacer cobertura sobre las consecuencias del uso de armas en las personas?

Un periodista debe documentar las tragedias que ocurren a su alrededor. Lo que yo hago es periodismo puro, el que me enseñaron en la universidad. Aunque a veces los medios de comunicación traicionan sus obligaciones y dedican escaso espacio a los problemas verdaderos.

¿Para usted, de qué debe alejarse un periodista para no caer en la rutina periodística, que hace que a veces las cosas horrorosas ya no nos conmuevan?

El periodista está obligado a documentar lo que ocurre con rigor informativo y buscar otras maneras de mostrar la realidad. No es necesario caer en el sensacionalismo para mostrar el drama humano. Las víctimas tienen derecho a la dignidad y nuestro respeto. Hay que mostrarlas de la manera que nos gustaría a nosotros mismos que nos mostrasen si estuviéramos en su lugar. Y si no están de acuerdo en salir en una historia hay que respetar totalmente su decisión.

¿Usted cree que el periodismo se está alejando de la visión de informar y se está convirtiendo en, más que todo, una mercancía regida por el mercado mediático?

El periodismo, especialmente en el medio televisivo, está sometido a los vaivenes del comercio y lógicamente cada vez se aleja más de la obligación de informar. Hace 20 años una historia duraba tres minutos en la televisión y hoy apenas aparece como una cola de diez segundos. Los directivos mienten cuando afirman que la audiencia no está interesada en las historias profundas. Lo que pasa es que está luchando por el mercadeo de la audiencia sin importarles las permanentes violaciones del derecho al periodismo que tiene toda sociedad.

¿Cuál cree que es la solución para los males del periodismo y del mundo de hoy?
Que los directivos fueran valientes, una entelequia por otra parte. Cada día es más estrecha la relación entre los medios de comunicación y los poderes ajenos a ella, por lo que en los puestos clave casi nunca están los mejores sino los más pusilánimes y dispuestos a traicionar los principios básicos del periodismo.

¿Qué cosas se puede hacer desde el periodismo para detener esta ola suicida de guerras y cosas peores?

Si hubiese una mejor información sobre la tragedia de las guerras y sus terribles consecuencias. Si los medios indicasen con claridad los negocios que se hacen a partir de cualquier guerra. Si se informase de la relación de las grandes multinacionales del petróleo y otras materias primas con los regímenes más corruptos del mundo. Si se dijese que nuestros líderes políticos están siempre mintiendo sobre los papeles que juegan en el desarrollo de los conflictos. Entonces, quizá la opinión pública, anestesiada por la propaganda y su permanente desinterés por lo que ocurre más allá de sus fronteras físicas, se plantease con seriedad pedir responsabilidades.

¿Cómo es un día en la vida de Gervasio Sánchez?

Podría decir que si hago periodismo de actualidad estoy obligado a trabajar desde la siete de la mañana hasta las 12 de la noche. Normalmente, cuando viajo a Irak, Afganistán o cualquier otra zona de conflicto escribo, hago radio y fotografío. Sólo con un ritmo frenético puedo llegar a todo. Cuando, en cambio, trabajo en una historia a largo plazo (por ejemplo, estoy haciendo fotos en la actualidad para una exposición en septiembre de 2010), me tomo las cosas con más calma e intento establecer buenas relaciones para que mis historias tengan más fuerza y profundidad. En ambos casos vivo el periodismo las 24 horas del día.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Informar, un reto sueco y latinoamericano
Por
Helen Álvarez

Un océano separa a Suecia de cualquier país de Latinoamérica; una separación que no sólo es geográfica sino también cultural. Por donde se mire se encuentran las diferencias: en la puntualidad, en las comidas, en la forma de vestir, de alegrarse, de disfrutar, de trabajar, también en los paisajes y en el clima.

En cambio, cuando se reúnen 20 periodistas latinoamericanos y hablan del ejercicio del oficio en cada uno de sus países parecería que cuentan la misma historia con distintos personajes. Eso se hizo en Fojo, en el Instituto de Formación Profesional de Periodistas, ubicado en Kalmar, al sur de Suecia, durante la tercera versión del curso Periodismo y Democracia.


Las condiciones salariales y laborales están de regulares para abajo; los riesgos cada vez son mayores, no sólo para la integridad física sino también para la libertad de prensa y de expresión; los escenarios políticos son complejos; el acceso a la información casi no existe; la credibilidad va cuesta abajo; hay sesgos informativos y prejuicios; la pluralidad está en peligro de extinción… La enumeración es larga.


Cuando estos periodistas —de Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y Venezuela— se encuentran con sus colegas de Suecia, las diferencias pegan de frente y hacen sentir que el ejercicio periodístico en ese país nórdico es inmejorable.


Las “ventajas” suecas


El acceso a la información en Suecia es un derecho de toda la ciudadanía desde 1766, lo cual facilita el trabajo periodístico, porque todo funcionario público tiene la obligación de ser transparente y, además, de responder rápidamente ante cualquier solicitud.


Los periódicos han separado la información de la opinión y sus propietarios hacen explícita su posición política, sin que esto interfiera en la difusión de las noticias. La Radio Nacional de Suecia, creada en 1925, y la Televisión Nacional Sueca, en 1956, son medios públicos desde su nacimiento y un Consejo Regulador se encarga de recibir las denuncias de parcialización.


Las empresas periodísticas cuentan con lo último en tecnología. Las oficinas son amplias y confortables, y nadie trabaja más de ocho horas diarias sin recibir la compensación adecuada. Su poderoso sindicato se asegura de ello y de que se respeten sus derechos laborales. De los nueve países representados en Fojo, sólo en Venezuela se pagan las horas extras.


La cultura y el conocimiento acumulado están al alcance de la mano en bibliotecas públicas e institucionales. La de Kalmar tiene 370 mil publicaciones y la de la Academia Sueca, en Estocolmo,
especializada en literatura, 200 mil títulos; la de la Radio Nacional de Suecia tiene 60 mil.


Además, tienen a Fojo, un instituto que desde hace 30 años está capacitando a periodistas de Suecia y de diferentes países, en diversas áreas del quehacer profesional, haciendo énfasis en el rol fundamental del periodismo para la democracia.


Un programa especial financiado por la Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional (ASDI) permitió que durante tres años consecutivos, entre 2006 y 2008, 60 periodistas latinoamericanos pasen por las aulas de Fojo bajo la guía de los periodistas Lars Mogensen y Micael Lindholm.


El otro lado de la medalla


Sin embargo, ni aún así se puede decir que el periodismo en Suecia es inmejorable. En primer lugar, tienen estrictas reglas éticas, pero no siempre las cumplen, tal como ocurre en Latinoamérica, en general.


Un periodista en Suecia no puede opinar, no puede tener una columna propia o un blog para decir lo que piensa. El periodista uruguayo Alberico Lecchini, que radica desde hace 24 años en ese país y trabaja en Radio Nacional de Suecia, ni siquiera había considerado esa posibilidad.Sin caer en el libertinaje opinativo que se puede encontrar en Latinoamérica, generalmente bajo la fachada de la noticia, los periodistas en Suecia se encuentran en el extremo opuesto.


Existe autocensura sobre temas considerados tabú, entre ellos el suicidio, un asunto que genera polémica, pero que no deja de ser un problema social que demanda atención. El periodista boliviano Pablo Dalence, que trabaja para Televisión Nacional Sueca, sostiene que de esas muertes poco o nada se dice, obviamente en el marco de la responsabilidad y el respeto. La autocensura en Latinoamérica tiene otras temáticas.


Ocurre lo mismo con la segregación que sufren miles de inmigrantes que habitan especialmente en los suburbios de Estocolmo. Desde allí se trasladan hasta el centro de la ciudad donde realizan trabajos de limpieza y cuidan a personas ancianas, suecas y suecos, entre otras tareas. Los espacios están bien definidos: hay un mundo dentro de otro mundo, uno subordinado al otro.


De forma independiente, Dalence ha trabajado dos reportajes que ponen en evidencia la existencia de racismo encubierto y explotación laboral contra inmigrantes, pero hasta ahora no ha encontrado un medio de comunicación
que los publique.


Radio Nacional de Suecia, que no difunde publicidad, porque se financia con la tasa mensual que se aplica a todos los aparatos que captan la señal de televisión abierta, no pudo investigar un caso de corrupción en el sector privado, por encontrarse en una reestructuración que duró cuatro años. Ahora hay más ajustes y despedirán a unas 500 personas, pues su presupuesto es insuficiente. El sindicato no podrá evitarlo.


Suecia ocupa los primeros puestos en cuanto a la igualdad entre hombres y mujeres, y eso se percibe en las calles, sobre todo cuando se trata del cuidado de hijos e hijas. Pero en una de las plazas de Estocolmo se levanta un gran letrero: por un lado se ve una pareja sonriente y, por el otro, esa pareja se convierte en un hombre violento y una mujer golpeada.


Y es que la violencia contra las mujeres persiste, de eso también se habla poco o, por el contrario, sirve de tema para los medios sensacionalistas. Las sanciones para los agresores son drásticas, pero eso no impide la violencia sicológica que es más patente entre la población inmigrante. Las mujeres ya saben lo que no pueden ni deben hacer, dice Ana Loureiro, una uruguaya que dejó su país hace cinco años.


La igualdad tampoco se refleja en los periódicos. Si no sabes sueco, el contenido se puede medir también a partir de las fotografías y en éstas predomina lo masculino. La selección femenina de fútbol de Suecia está entre las más importantes del mundo, pero su presencia en los suplementos deportivos no tiene la misma frecuencia que la de varones.


La
mujer como objeto también es promocionada por algunos medios como el Aftonbladet, uno de los de mayor tiraje en Suecia, con 400 mil ejemplares diarios. Su revista Sofis Mode, dirigida a muchachas adolescentes, es una muestra de ello y de la motivación al consumismo.


Este medio también reafirma roles que parecían superados en Suecia. La revista destinada a su público femenino hace énfasis en todo lo relacionado al cuidado del hogar y las que están dirigidas a los varones tratan de carros y
deportes donde están ausentes las mujeres.


Esos problemas también existen en Latinoamérica, además de los otros. En definitiva, las sumas y restas de las diferencias y similitudes dan como resultado una evidencia: los periodistas en Suecia o en Latinoamérica aún tenemos mucho por hacer y por decir para cumplir a cabalidad con nuestra misión de informar.